martes, 17 de junio de 2008

Un bálsamo llamado "Sonrisas de Bombay"

A mi llegada a Vasai East escapando del horror que había vivido en Mumbai y su lamentablemente célebre Kamathipura – el mayor distrito rojo de Asia – sólo la llama de la indignación alimentaba mis pasos.

No podía creer cómo un país tan fascinante como la India, envuelto en ese halo de espiritualidad que mi romanticismo había tejido desde la infancia, podía albergar y, en cierto modo, aceptar, la miseria humana del tráfico de niños y tantas otras más.

Sólo pensaba en volver a España, con los míos que allá me esperaban…, pero había una cosa más que hacer. Belén, mi contacto en Sonrisas, me esperaba para ofrecerme un bálsamo en forma de risas y sonrisas de niños. Sí, también hay luces en este caos, no sé cuántas…a ver…déjame contar cuántos niños tenéis. Porque se percibe tanta alegría en sus orfanatos y escuelas, tanto amor en lo que Jaume y su gente está haciendo por ellos, que me hubiera quitado el sombrero en señal de respeto de no haberlo perdido unos días antes.

“Sonrisas de Bombay” se llama el proyecto de vida de un hombre que dejó su comodidad relativa en Barcelona para defender la vida de un orfanato y sus pequeños. Pronto comprendió la dificultad de la empresa, pues no sólo es una cuestión económica, sino que implica una lucha constante con las instituciones y, especialmente, mafias indias, que ven cómo pierden ingreso con cada niño rescatado de la calle.

Mucho me agradaron también las escuelas que mantienen y han construido, faros contra la ignorancia y fuente de recursos hacia un futuro que ilusiona. Un futuro al que todos podemos contribuir apoyándoles.

Gracias, de corazón, por compartirlo conmigo