domingo, 26 de agosto de 2007

Huérfanos y demás

De pequeño tenía una extraña sensación. Sentía mucho amor y mi imaginación me llevaba a pensar que no podía ser verdad, que la familia que me rodeaba no era la mía, sino otra que me deseaba de todo corazón.

Era una percepción que me hacía más feliz si cabe, ¿pues acaso la vida no depende de cómo percibamos las cosas? Tiene un poder impresionante, como me lo demuestra día a día la alegría de la gente que voy encontrando.

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Hoy he visitado un centro que da esperanza a más de 50 niños. Los hay grandes y pequeños, de ambos sexos y múltiples etnias y castas. Algunos huérfanos, otros abandonados y otros dejados por sus familias en espera de una mejora en su situación, que les permita volver a por ellos. Pero todos, todos, son uno.

Los más pequeños esperan papás en Occidente, que en parte financian al centro. El resto recibe educación en inglés hasta completar la High School, lo que es un lujo en Nepal y diferencia a los pobres de los ricos, a los que les espera un futuro mejor y a los que...esperemos que también.La organización, DOCSF, - apoyada en España por SURYORDAYA (info@suryodaya.es), quien también gestiona adopciones - la dirige una especie de superpapá que revisa sus notas, les da una reprimenda cuando toca, cuida de su salud y de que no les falte de nada...ni siquiera cariño. ¿Qué más se puede pedir?

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Hoy, mientras jugaba con los pequeños, mi padre ha dejado su cuerpo y ya es libre para volar y acompañarme en el viaje, que por este motivo se va a ver reducido. Gracias por todo papá.

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