En cambio, puestos callejeros dispersos por toda Katmandú exponen animales sacrificados, bien enteros o troceados, para su venta al por menor. De eso doy fe.
Y pruebas tengo, pues ayer me decidí a fotografiar al medio cerdo y tres cuartos de becerro, que de camino a casa tantas veces había visto esa semana.
Hoy ha sido provechoso, pues ya es sólo un cuarto de cerdo y apenas unos jirones de becerro lo que le queda al carnicero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario